Brócoli, sabor y salud

Esta verdura, típicamente italiana, se ha ido distribuyendo por el mundo, viajando junto con los emigrantes que dejaban Italia en busca de nuevas oportunidades.

Por Gabriela Escrivá

Los romanos conocieron el brócoli alrededor del año 200 a. C., en sus conquistas por el país de los etruscos, actualmente la Toscana italiana. Fue una verdura consumida sólo en Italia hasta el siglo XVI, cuando Catalina de Médicis contrajo matrimonio con Enrique II de Francia, y dejó Florencia para instalarse en París. De la mano de Catalina, el brócoli, el coliflor y el alcaucil hicieron su entrada triunfal en la cocina francesa.

Consumir esta hortaliza no sólo nos alimenta, sino que protege nuestra salud. Los estudios sobre la efectividad del brócoli en la prevención del cáncer son numerosos y apuntan a que ofrece una protección inespecífica frente a los agentes químicos que pueden provocar esta enfermedad. Tiene un efecto antibiótico a nivel estomacal, eliminando o disminuyendo la bacteria Helicobacter pylori, uno de los causantes de la úlcera de estómago. Estos beneficios son aun más potentes en sus semillas germinadas, consumidas crudas, como brotes en ensaladas.

El brócoli es un alimento muy completo. Una ración de 200g cubre las necesidades diarias de vitamina C y de ácido fólico de un adulto, las dos terceras partes de Vitamina A y es fuente de calcio, potasio, fósforo, hierro y vitaminas B1, B2 y B6.

Su cultivo no presenta grandes inconvenientes. Las semillas se siembran en almácigos durante el otoño y, cuando los plantines tienen entre 10 y 15cm de altura, se trasplantan a su lugar definitivo en el tablón, a una distancia de 0,30m entre plantas y a 0,50m entre líneas, en un suelo rico en compost y bien cubierto con mulch. Se asocia bien con cebollas y caléndulas. Si vamos a cultivarlos en contenedores, éstos deben tener una profundidad mínima de 0,30 o 0,40m.

Es recomendable cosechar la cabeza central cuando los pimpollos están aún bien firmes y de color azulado. Este corte estimulará el crecimiento de brotes laterales, que darán cabezas más pequeñas y un poco más fibrosas, pero totalmente aprovechables. Inclusive, si dejamos que algunas flores se abran, éstas serán muy atractivas para sírfidos, grandes predadores de pulgones y cochinillas. Las flores, cuidadosamente cortadas, las podremos incorporar en las ensaladas invernales, que se enriquecerán con un toque de color y dulzor.

Fuente: Nota escrita para Revista Jardín

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